19 de mayo, 2021

Reporte Dasgupta: La Economía de la Biodiversidad

El informe “Economía de la Biodiversidad”, encargado por el Departamento del Tesoro del gobierno británico en 2019 al economista Partha Dasgupta, marcó un hito en febrero pasado al poner en un lenguaje común a la ciencia económica con las ciencias naturales, y dando con ello un paso fundamental para destrabar decisiones futuras relativas al cambio climático y la conservación de la biodiversidad.
Sus objetivos –evaluar los beneficios económicos del capital natural a nivel mundial, los costos y los riesgos de su pérdida, e identificar acciones para proteger la naturaleza y generar prosperidad económica– fueron ya recogidos por este Consejo en la Base de la Estrategia Nacional de CTCI, recientemente publicada.

Para conocer a fondo el Reporte Dasgupta, el nuevo Consejo Nacional de CTCI (ex CNID), con el apoyo de Icare y el Ministerio de Medio Ambiente, ha organizado el seminario “Reactivación Sustentable: La Economía de la Biodiversidad”, con la participación de Sir Partha Dasgupta y un panel de actores chilenos del sector público y privado. Este se realizará el jueves 27 de mayo de 8.30 a 10.30 horas y podrá verse de manera online en Emol e Icare.tv

Entrevista a Sir Partha Dasgupta

Según The Economist, el informe “argumenta con firmeza que los servicios proporcionados por la naturaleza son un insumo indispensable para la actividad económica. Algunos de estos servicios son relativamente fáciles de identificar: poblaciones de peces, por ejemplo, en mar abierto. Otros son mucho menos visibles: como los complejos ecosistemas dentro del suelo que reciclan nutrientes, purifican el agua y absorben el carbono atmosférico. Estos son temas desconocidos para los economistas, por lo que la revisión busca brindar una “gramática” a través de la cual se puedan analizar (…)

El medio ambiente aparece en el reporte como fuente de flujos de recursos extraíbles (como pescado o madera). Pero también aparece más ampliamente como una reserva de capital «natural» que provee a los humanos «servicios de regulación y mantenimiento»: el trabajo de los ciclos ambientales que refrescan el aire, transforman los productos de desecho en nutrientes y mantienen las temperaturas globales adecuadas para la supervivencia, entre otros. cosas. Con esta nueva función de producción en la mano, los economistas podrían explicar adecuadamente las contribuciones de la naturaleza al crecimiento, hasta ahora erróneamente atribuidas a la productividad, exagerando las capacidades humanas.

La inclusión de capital natural permite analizar la sostenibilidad de las tasas actuales de crecimiento económico. A medida que las personas producen PIB, extraen recursos de la naturaleza y le devuelven los desechos. Si esta extracción y vertimiento excede la capacidad de la naturaleza para repararse a sí misma, el stock de capital natural se reduce y con él el flujo de valiosos servicios ambientales. Entre 1992 y 2014, según un informe publicado por la ONU, el valor del capital producido (como máquinas y edificios) casi se duplicó y el del capital humano (trabajadores y sus habilidades) aumentó en un 13%, mientras que el valor estimado del capital natural disminuyó en casi un 40%”.