18 de mayo de 2017, Santiago

S.E. la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, asiste al lanzamiento de la Nueva Estrategia Nacional de Innovación, Orientaciones Estratégicas de cara a 2030 “Ciencia, Tecnología e Innovación para un Pacto de Desarrollo Sostenible e Inclusivo”. 

Amigas y amigos:

Quiero agradecer a Gonzalo Rivas y a todas las personas que pusieron a disposición su tiempo, sus conocimientos, sus ideas, por el trabajo y compromiso que hoy ve un fruto concreto reflejado en este documento, el cual tengo mucho interés en leer, sin duda.

Porque ahora estamos en condiciones de entregar a Chile orientaciones estratégicas para abordar nuestros desafíos de innovación en la próxima década. Un tema que impacta no solamente en nuestra economía o en el mundo científico, sino que también en el espacio que abrimos al conocimiento, a la creatividad, o también en nuestra vida en común.

Más allá de las diferencias que normalmente existen en las discusiones de largo plazo, lo que aquí vemos es el resultado de un diálogo comprometido, de la certeza de que nuestro país necesita contar con información útil, con propuestas basadas en un trabajo serio.

Y algo más: muchas de las propuestas están basadas en la voluntad y en el coraje, yo diría, de hacer las preguntas correctas. No preguntas retóricas -de ésas hemos tenido de sobra-, preguntas a veces incómodas, que debemos plantearnos explícitamente para no desperdiciar oportunidades críticas.

Porque es fundamental que asimilemos una premisa central: lo que logremos en materia de Ciencia, Tecnología e Innovación depende de cuánto estemos dispuestos a cambiar, incluso a sacrificar; cuánto queremos invertir en esfuerzos, recursos, en vencer resistencias, para que esta aventura se ajuste al requerimiento de transformación. Sin maquillar realidades, porque eso no suma nada.

No existe otro camino para abordar los retos del desarrollo que se abren a Chile. No sirve ni la copia de recetas, ni la repetición burocratizada. Hace falta cuestionar, atreverse a mirar desde nuevos ángulos de emprendimiento, la educación, la investigación, el mundo del trabajo, nuestro patrimonio natural, la inserción en las redes internacionales o la participación de las comunidades locales, así como los puentes que pueden existir entre unos y otros.

Y ése es, justamente, otro punto central: incorporar una cultura innovadora demanda la participación de muchos más, idealmente de todos. No recae sólo en el Estado, ni en unas pocas grandes empresas.

En Chile abundan los casos de Pymes o de asociaciones que así lo han entendido, pero en este punto de nuestro desarrollo lo que se necesita es una acción de conjunto, un gran pacto -como lo llama el documento- que genere las condiciones para que la excepción pase a ser la norma.

Y como Gobierno esperamos dejar un legado relevante con la Reforma al Sistema Educativo, con la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, con la Agenda de Energía, pero también con los numerosos programas que han buscado recuperar la pregunta por el sentido estratégico.

Por ejemplo, en industrias claves, por su potencial de expansión, todos los Programas Estratégicos que está llevando adelante una corporación público-privada, CORFO; o, por ejemplo, en la vinculación entre educación técnica y necesidades regionales.

Son pasos importantes, que ofrecen una base de realidad. Pero faltan acciones por emprender. Su legitimidad y viabilidad descansa en que todos las sientan como propias desde el principio.

Y ésa es la forma de trabajar de la Comisión desde sus inicios y que hemos querido resguardar y consolidar. Y ésa es la invitación que debemos ayudar a instalar.

Hoy reciben esta Estrategia, la van a recibir representantes del mundo de los trabajadores, de la academia y de la empresa, pero todos podemos hacer más para que podamos acelerar el paso. Porque si hay algo claro es que sin acción, no hay innovación.

Y aquí se hacen propuestas concretas. Las medidas que ya ha enunciado Gonzalo, tienen una gran virtud: que ya podemos empezar a darles concreción. Por eso yo quiero reaccionar directamente a algunas de ellas.

Respecto de los grandes retos nacionales -la primera propuesta-, voy a solicitar al ministro de Economía que incorpore esta interesante forma de abordar nuestras posibilidades de desarrollo en el marco del proceso de revisión del Fondo de Inversiones Estratégicas actualmente en curso, con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo.  O sea, por un lado, habrá que mirar si las propuestas, tal como están diseñadas y definidas -por cuanto ellos dicen que no definen el “qué”, sino más bien el ”cómo” abordarlas- están vinculadas con los grandes ejes estratégicos que ya se están trabajando y que se han priorizado, tanto por el mundo público como por el mundo privado; y además, mirar cómo esto se enmarca también en la revisión del Fondo de Inversiones Estratégicas, para poder contar con recursos que nos permitan hacer de estas propuestas una realidad.

En el caso de la propuesta de establecer una contribución obligatoria –la segunda propuesta de la que nos habló-, también le voy a pedir al ministro de Hacienda que levante una mesa de trabajo para analizar esta propuesta, pero naturalmente en diálogo con los actores privados y con la sociedad civil.

En cuanto a la propuesta de llevar la Ciencia, Tecnología e Innovación  con mucha más fuerza a nuestras escuelas –que es la última propuesta que escuchamos-, y que comparto plenamente, vamos a solicitar también a la ministra de Educación que integre formalmente esta experiencia en sus programas. Ustedes saben que Educación, sin embargo, es un sector particularmente recargado; se trata de una iniciativa –sin embargo- factible porque puede albergarse en los nuevos servicios locales de educación. Y de este modo, el proceso de escalamiento podría avanzar con los territorios de anticipación.

Pero de nuevo, yo creo que eso no es suficiente todavía. Creo que tenemos que ligar estas propuestas -insisto, no he leído el libro- con otras cosas que ya estamos haciendo hace rato, como por ejemplo la generación de estos centros que se llaman CECREA, donde buscan que los niños desde muy chicos desarrollen la creatividad, tengan elementos, que esa creatividad pueda ser desde el arte, la música o la ciencia. Porque el crear no tiene que ser necesariamente de un solo tipo, es hacerse las preguntas adecuadas e imaginar cómo acercarse a ella.

Entonces, creo que estas propuestas –y desconozco, insisto, si alguien lo tomó en consideración- tenemos que ligarlas con otras estrategias y otras iniciativas que están en cursos, que van en la misma dirección, de manera de generar también las sinergias al respecto.

Otra cosa que yo me preguntaba, escuchando a Gonzalo, porque como él dijo que yo le he dejado toda la independencia del mundo, yo le dije “en realidad, toda la autonomía, querido, que ustedes han tenido, más bien; más bien, seamos francos”, entonces, de verdad que no conozco el documento, pero yo pensando en las cosas que Chile ya tiene como compromisos generales, que tenemos que unir, porque lo que no podemos hacer es que cada sector o grupo empiece a armar algo y no unirlo con las otras cosas que son esenciales.

Por ejemplo, el país se ha comprometido –el mundo se ha comprometido- a una Agenda de Desarrollo Sustentable al 2030, que es sustentable e inclusivo; es decir, el mismo título que tiene este documento. Por lo tanto, también tenemos que mirar de qué manera ligamos esas tareas, esos compromisos, como desde qué punto de vista las propuestas que nos hace el Consejo, nos permiten también avanzar en esa responsabilidad, en esa línea, que nos permita que la humanidad pueda vivir de una manera más digna en el futuro, y Chile también.

Entonces, yo creo que éste es un tremendo esfuerzo que se ha hecho, muy útil, muy fundamental: vamos a mirarlo, vamos a dar ya algunas tareas rápidas a los ministros pertinentes para que se avance en esto, en hacerlo, en implementarlo; en que no sea otro libro que uno guarde en una biblioteca, sino que se transforme en un documento de acción. Pero, a la vez, mirar cómo generamos también los lazos y las sinergias con un conjunto de otras iniciativas que van en la misma dirección y que pueden potenciarse mutuamente.

Amigas y amigos:

Desde hace diez años, Chile tomó la decisión de abordar con seriedad la contribución de las ciencias, tecnología e innovación en nuestro desarrollo. Y yo creo que ha existido un trabajo consistente que merece todo nuestro reconocimiento. Se han destinado recursos, se han elaborado lineamientos.

Sin embargo, en estos diez años también hemos podido comprobar que el cambio cultural que buscamos no va a llegar solo, y no va a llegar a la velocidad que necesitamos como país si no hacemos algo más. Y por eso que tenemos que hacer mucho más, y habrá que conjugar voluntad política, articulación de acuerdos, y sobre todo mucho trabajo y mucha paciencia.

Pero si logramos llegar al 2030 con resultados potentes, que se encadenan con nuevas acciones, con hitos, con aprendizajes, es decir, con procesos sólidos, constantes, compartidos por todos los actores de la sociedad, yo creo que habrá valido la pena.

Y ésa es, justamente, nuestra apuesta hoy.

Muchas gracias a todos ustedes por su trabajo, por su tiempo, por sus aportes. Esperamos que sea muy fundamental y que tal como nos decía Gonzalo Rivas, todos nos apropiemos de esto para que lo transformemos en nuestro accionar, donde corresponda; y en términos también sinérgicos, unidos entre todos, para que realmente podamos tener ese desarrollo inclusivo y sustentable, donde la Ciencia, Tecnología e Innovación juegan, sin duda, un rol esencial.

Muchas gracias.