02 de julio, 2017
La ciencia florece en Rivadavia
Los 1200 habitantes de este pequeño pueblo de la IV región vivieron la revolución de la 2da Feria de Ciencia organizada por su escuela. 25 científicos dictando clases a niños de prekinder a octavo durante todo un día. Además, un laboratorio móvil, un telescopio solar, muestras marinas, de patrimonio, una estación metereológica y mucho más.
A una hora y media de La Serena está el pueblo de Rivadavia. Allí viven 1200 personas y casi todos trabajan “en la uva”. El pueblo vive del sector vitivinícola, que da trabajo pero aún no logra provocar un mayor desarrollo para el lugar: recién ahora se están empezando a pavimentar las calles principales. La micro para salir pasa cada media hora y hay una sola antena de celular que, dependiendo del “terral” (viento típico de la zona), funciona cuando quiere. Si llueve mucho, las quebradas se inundan y el pueblo queda aislado, sin luz ni teléfono ni posibilidades de salir.
Pero en medio de ese aislamiento y esa precariedad florece, como un milagro, algo excepcional: la Escuela Ríos de Elqui.
Jenny Salinas (42 años) es profesora de lenguaje y estudió en la Universidad de La Serena. Luego sacó un magíster en gestión de educación en la Universidad Andrés Bello. Pero más que sus títulos, fue su pasión y amor por los niños lo que la motivó cuando, hace dos años, llegó desde Coquimbo al pueblo de Rivadavia. Y donde otros habrían visto dificultades, ella vio oportunidades. Donde todo parecía precariedad, ella vio muchas cosas por hacer.
“Yo soy especialista en lenguaje, pero tuve que empaparme de la ciencia porque creo que eso lo que los niños necesitan hoy, y que ahí está el futuro”, dice al explicar por qué decidió que su escuela tuviera un sello científico. Y no se conformó con poco: la segunda Feria Científica de la Escuela Ríos de Elqui, a la que el CNID fue invitado, revolucionó el pueblo… y con razón.
25 científicos hicieron clases durante todo un día a los alumnos en un formato de talleres de media hora. Hubo una estación metereológica, un telescopio solar, un laboratorio móvil, muestras marinas, muestras de patrimonio cultural, histórico y geológico. ¡Y todo interactivo!
“LLAMADO POR TELÉFONO… EN LA MEDIDA QUE SE PUEDE»
Si los 143 estudiantes de la Escuela Ríos de Elqui (entre prekinder y octavo básico) tienen esta oportunidad es por la determinación de su directora y su decisión de golpear puertas. “El primer año a lo que más me dediqué fue a ir a hablar con los seremis de educación, transporte, obras públicas, ¡con todos los que pude! para que entendieran que en mi escuela hay serios problemas de comunicación, conectividad. Tratar de buscar redes que nos apoyaran para poder comenzar a mostrarnos. Y como soy bastante insistente, me iba bien”, dice, riendo.
Si el teléfono en Rivadavia es un lujo porque la señal de celular funciona poco, el e-mail fue el aliado fundamental de esta innovadora de la educación. La Feria Científica fue una demostración de ello: “Es nuestro principal proyecto en el año y yo partí creyendo que iba a ser algo pequeñito. Primero le escribí a la encargada de difusión de Ceaza (Centro de Estudios Avanzados en Zonas Aridas) y ella me contactó con un montón de gente que vino el año pasado y fue fabuloso. Un diputado nos mandó material, el senador Guido Girardi nos ayudó para que viniera el MIM. El Inia, por ejemplo, hizo un taller de germinación de semillas. Con los “Científicos de la Basura” el año pasado hicimos el lanzamiento del juego que ellos promueven y este año volvieron a venir”.
Cada vez que Jenny lee o sabe de un actor nuevo en el mundo de la ciencia, hace el esfuerzo de contactarlo y explicarle su proyecto. Eso les ha abierto otras oportunidades: “Con Explora partimos el año pasado los Astroclubes. Fuimos la primera escuela a nivel latinoamericano que participó en el Proyeco Falcon de estudios astronómicos, trabajamos con la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Gracias al profesor José Nilo de la Universidad de La Serena, nuestros niños han podido ir a clases de física dictadas por magísteres en astronomía y han enfrentado súper bien los desafíos. También tenemos un taller de estudio de las aguas, porque frente a nuestra escuela confluyen los dos ríos que forman el río Elqui. Hay otro de geología y de patrimonio, porque también queremos salvaguardar las ciencias sociales”.
EL ROL SOCIAL DE LA ESCUELA
La segunda Feria Científica de la Escuela Ríos de Elqui incluyó este año por primera vez a 2 apoderados que quisieron dirigir talleres de ciencia a sus hijos y compañeros. Esto es particularmente importante porque la escuela cumple un rol social fundamental en el pueblo. Explica Jenny: “Es muy caro acceder a la cultura en este lugar, por tanto hay muchas carencias sociales y culturales acá en Rivadavia. El 92% de la escuela tiene una condición vulnerable”.
De hecho, un programa excepcional ha sido el de nivelación de estudios para apoderados. “Hoy están sacando educación básica y media en la noche. Para nosotros es importante porque sin sus estudios no lograban acceder a mejores empleos y por otro lado no tenían las herramientas para apoyar a los niños. El hecho de que se escolaricen nos aporta como escuela. Estamos trabajando ahora para que los vengan a capacitar en oficios y nosotros mismos les enseñamos computación inicial gracias a los equipos que nos donó una universidad, más lo que se obtuvo por Enlaces el 2011”.
Como si sacar a la escuela adelante y darle oportunidades a sus alumnos no fuera ya suficiente trabajo, Jenny y su equipo han querido ir más allá. “Finalmente para eso uno viene a trabajar al área rural. Y a todo lo que hacemos le buscamos el lado pedagógico: que el centro de madres se fortalezca nos ayuda porque en el pueblo va a haber un mejor trato, probablemente vamos a atender mejor a los pocos turistas que llegan. Y aunque no haya todavía un cambio grande, en la medida que uno pueda representar al pueblo frente a ciertas autoridades van pasando cosas, por ejemplo que estén pavimentando las calles principales es súper importante porque nuestros niños se van a enfermar menos, van a faltar menos a clases… todo tiene una consecuencia dentro de la escuela”.
“Ñeque”, amor y determinación parece ser el lema en Ríos de Elqui. Como muchos padres trabajan hasta tarde por la uva, los profesores decidieron formar talleres extraprogramáticos para que los niños tuvieran una actividad durante las tardes. Después de almuerzo van a talleres de cocina, costura, taekwondo, mandala, yoga, deporte, los que imparten los mismos profesores según sus habilidades. “Y si necesitan estudiar, lo tienen que hacer –explica Jenny-. Pero el punto en común de nuestros talleres es la ciencia. Intentamos desarrollarla desde la cocina, el fútbol, el yoga, el mandala, desde todo lo que estamos haciendo ayudar a los niños a ser más analíticos y más reflexivos”.
¿Y los alumnos? “Ellos participan mucho, les gusta, son bastante curiosos y bien preguntones. Los hemos preparado mucho para preguntar, pero este recién es el segundo año, y nuestros frutos se van a ver de aquí a dos, cuatro años más”, explica Jenny.
En palabras de ellos mismos: “Hemos visto los cambios de la tierra, los tipos de tierra, las distintas plantas que hay, la astronomía, que fue lo que más me gustó. Yo estoy en un grupo de astronomía y fuimos a Mamalluca y estuvimos averiguando sobre Júpiter y este año sobre los tipos de cambios de la Tierra. ¡Me gusta mucho!”, dice un niño de 5to básico.
Su compañera de 7º va más allá: “Es bacán, porque conocí cosas que no sabía. Por ejemplo que nosotros somos cuerpos celestes, que estamos hechos de la misma materia que las estrellas y que la energía se convierte a distintas energías. Que hay distintos tipos de tierra y que la mejor para cultivar son las tres juntas: la arcilla, la arena y el limo. Es emocionante”.
Es el milagro de la ciencia, la innovación y el liderazgo de un grupo de pedagogos que no se dejan aplastar por cruda que sea la realidad.
Bravo.