14 de diciembre, 2017
Encuentro de Anticipación: Cómo aventurarse en posibilidades no mapeadas
Imaginemos una sala llena de científicos y la posibilidad de hacerle a cada uno la siguiente pregunta: ¿Cuál es, en tu campo, la gran interrogante que está en la frontera del conocimiento? ¿Qué posibilidades podría eso abrir para la humanidad?
Si esta pregunta fuera respondida por especialistas del mundo de la astronomía, biología, física, geofísica, geografía, geología, matemática, oceanografía, química, agronomía, medicina, ingeniería, zootecnia y las subespecialidades de todas ellas y más, ¿qué resultaría? Probablemente un gran mapa referencial de lo que viene para nuestra humanidad.
Un mapa, una prospectiva, un abanico más o menos certero de aquellas cosas que pueden ocurrir y para las que debiéramos estar preparados. Tal vez una enciclopedia de futuro.
Es parte de lo que en el Consejo Nacional de Innovación (CNID) hemos llamado “trabajo de anticipación”. No se trata de predecir, sino de hacer ejercicios que busquen aproximarnos a lo que vendrá, interpretaciones más comprensivas de posibilidades que vemos en distintos campos del saber y que, si las detectamos a tiempo, abren grandes posibilidades de desarrollo para el país.
La función prospectiva es propia del CNID desde sus inicios. Somos un consejo asesor de la Presidencia de la República en temas de ciencia, tecnología e innovación. Nuestro rol es levantar la mirada más allá de la coyuntura y ayudar a integrar los retos de mediano y largo plazo en las decisiones que tomamos en el presente.
¿Cómo lo estamos haciendo?
Primero, en alianza con quienes llevan años liderando el tema de anticipación en el mundo y que pueden guiarnos en las metodologías que permiten integran distintas dimensiones de análisis: Unesco, MIT Media Lab, Presencing Institute, Deloitte, Good Judgement Project, Fivethirtyeight.com, entre otros organismos con los que ya estamos reuniéndonos.
En diálogo con quienes generan nuevos conocimientos y aplicaciones, innovadores y representantes del mundo tecnológico.
Mirando cada fenómeno en ciernes desde diferentes ángulos, interpretaciones, saberes y disciplinas.
Previendo, por último, que aunque los presagios son imposibles, sí podemos buscar aquellos juicios que se asoman como pistas.
Sólo un mayor y más amplio conocimiento —que nos entrega la CTI— puede acercarnos a una comprensión que mejore la calidad de nuestro diálogo social y nos permita tomar decisiones más sólidamente fundadas y con mayor perspectiva de futuro.
Para abordar el ámbito local, este jueves 14 de diciembre hemos invitado a un grupo de investigadores de centros nacionales al primero de una serie de encuentros cuyo objetivo es mirar hacia delante. El viernes 15 con investigadores de centros regionales, para seguir en 2018 con otros grupos relevantes: investigadores jóvenes, vicerrectorías de universidades, centros tecnológicos, actores del mundo del emprendimiento y la innovación.
Queremos garantizar un diálogo profundo y una conversación de calidad con el mundo científico. Ellos están en las fronteras del saber y el objeto de sus obsesiones y sus horas de estudio es algo que debemos observar y traer en beneficio de todos. Para cuidar el futuro de nuestros hijos es necesario estar preparados para la gigantesca ola de cambios que hoy nos invade de incertidumbre: el calentamiento global y sus efectos sobre el planeta, la robótica como una posible amenaza para nuestros empleos, la tecnología cambiando nuestra forma de transporte, de comercio, de estudios, las nuevas demandas sociales. No sólo eso: también las transformaciones que eso ha traído en nuestras maneras de reaccionar, de hacer sociedad, valorizando en nuestras vidas otros elementos y poniéndonos en nuevos dilemas éticos.
La reflexión no quedará ahí: a partir de ella haremos un mapa de síntesis de áreas emergentes que vamos a retroalimentar con los mismos actores para luego identificar, junto al sector público y privado, retos y posibilidades concretas para el desarrollo de Chile.
Ya hay, en distintas áreas, avances que nos dejan boquiabiertos: desde la telemedicina —el Hospital Las Higueras de Talcahuano bajó sus listas de espera de cardiología de 1 año y medio a 56 horas— hasta la capacidad de enfrentar la resistencia de las bacterias a la medicina tradicional. Y más allá aún: la posibilidad de modificar el genoma de embriones humanos para tratar y prevenir enfermedades, y corregir defectos genéticos. Avances que se están estudiando en nuestro país, que modificarían la medicina actual y las industrias asociadas (como la farmacéutica), además de enfrentarnos a grandes dilemas bioéticos para los que tenemos que prepararnos.
El futuro se crea a partir de nuestras decisiones de hoy. Cuando conocemos aquello que viene y cómo podemos incidir, estamos en posición de dotarnos de una mejor comprensión de ese fenómeno. Ese es parte de nuestro rol como Consejo de Innovación para el Desarrollo.
Invitamos a aventurarnos en posibilidades no mapeadas.
Por Margarita d’Etigny, Presidenta del Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo
Jueves 14 de diciembre de 2017, Santiago