Historia del Consejo en Chile
El primer Consejo estuvo constituido por catorce miembros, logró juntar en una misma mesa a actores del mundo de la investigación, del sector productivo y del sector público y estaba presidido por Edgardo Böeninger. Generó los lineamientos estratégicos para avanzar hacia una economía más diversificada, cuyo crecimiento estuviese basado en la innovación, permitiendo que los primeros recursos del Fondo de Innovación para la Competitividad se orientaran a ese propósito.
De esas propuestas iniciales surgió la recomendación de crear un Consejo permanente. Ello fue sintetizado en el Informe Final del CNIC, conocido también como “Libro verde”, publicado en noviembre de 2005.
Primera etapa CNIC
Luego en 2006, durante el primer gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, el CNIC se instala como una entidad pública cuya principal tarea era la de proponer y actualizar la Estrategia Nacional de Innovación. La preocupación básica de sus primeros años fue comprender, fundamentar y concitar el apoyo trasversal en la definición del rol del Estado en materia de innovación. Esto suponía que, reconociendo que la innovación – a diferencia de la ciencia y la tecnología – descansa fuertemente en la acción del sector emprendedor como un motor fundamental de su despliegue, el Estado igualmente tiene un rol que jugar, dado que el mercado no opera de manera perfecta. Las orientaciones del CNIC que fundaron la institucionalidad, así como las políticas de CTI, se basaron en el marco conceptual de las fallas de mercado, las fallas del Estado, y las fallas sistémicas.
La estrategia y las políticas de CTI que derivaron se estructuraron sobre la base de tres grandes pilares: el desarrollo de capital humano, el apoyo a la ciencia y la tecnología, y la importancia de la innovación y el emprendimiento, entendiendo que promover su interconexión permitiría multiplicar la oferta de bienes y servicios que incorporan conocimiento, y de esa manera se podía mejorar la calidad de vida de la población.
Estos pilares temáticos descansaban en dos ejes transversales: selectividad, a través de una política de clusters, e institucionalidad, tanto en educación superior y ciencia como en innovación y emprendimiento.
Este marco se plasmó en los llamados libros blancos del CNIC, “Hacia una Estrategia Nacional de Innovación para la Competitividad, volumen I y volumen II”, generados en 2007 y 2008 respectivamente, elaborados por un Consejo compuesto por 11 miembros del sector privado y 10 del sector público, presidido por Nicolás Eyzaguirre.
A continuación asumió como Presidente del Consejo Eduardo Bitrán, que refrendó ese marco y la visión del Consejo en la “Agenda de Innovación y Competitividad 2010-2020”, publicada en marzo de 2010. Ella da cuenta de los avances y desafíos pendientes de la estrategia de 2008, realizando una evaluación internacional de la estrategia. Además, profundiza sobre el rol de las universidades, el rol crítico de ciertas plataformas habilitantes y abre nuevos espacios de conversación con el sector empresarial.
Posteriormente, durante el primer gobierno del Presidente Sebastián Piñera, la presidencia del Consejo la asumió Fernando Flores. En este período se dio un giro respecto del marco conceptual precedente, planteando que la innovación constituía un fenómeno humano de carácter permanente, orientado a la adaptación al cambio.
Se planteaba que, más que tendencias de mercado, se requería identificar fenómenos de cambio global, y explorar las posibilidades que eso abría para que Chile creara valor, aprovechando los contextos emergentes que modifican preferencias y prácticas. Se relevó la necesidad de cultivar una actitud innovadora, desafiando la cultura nacional tradicional, gestando programas piloto que luego fueron incorporados al Sistema.
Se estructuraron las orientaciones en tres grandes focos de preocupación: viabilidad planetaria, redefinición de la vida y la muerte y una nueva educación, en el marco de un mundo cambiante, hiperconectado y diverso.
Este nuevo enfoque se registró en el libro “Surfeando hacia el futuro” publicado el 2013.
Segunda etapa CNID
En 2014, cuando asume su segundo gobierno la Presidenta Michelle Bachelet, se conforma un nuevo Consejo, presidido por Gonzalo Rivas. Se cambió su nombre de Consejo de Innovación para la Competitividad a Consejo de Innovación para el Desarrollo, CNID, y con ello se consolidó el cambio de énfasis en sus orientaciones.
Así, las CTI se entienden como actividades que “aportan a la comprensión de estos tiempos y los efectos de los cambios en curso”, las que deben procurar “disminuir la tensión entre crecimiento, inclusión y sostenibilidad, a mejorar nuestro bienestar, abrir nuevos espacios de oportunidad a nivel individual y colectivo, enfrentar retos propios y desde allí generar valor para el mundo”.
Se abordó la selectividad bajo la lógica de grandes desafíos país y también se incorporó el concepto de laboratorios naturales –como singularidades del país cuyo potencial de creación de valor radica en desarrollar la CTI– que ya había sido identificado en el período anterior. Entre esos desafíos se incluyeron la minería sustentable, la logística de puertos, la sostenibilidad de recursos hídricos, y la resiliencia frente a desastres.
La Estrategia que surgió en ese período se tituló “Un nuevo pacto para el desarrollo inclusivo y sostenible”, en la que se identificó la necesidad de transitar desde una equivalencia unívoca entre desarrollo y crecimiento económico, a la incorporación de la sostenibilidad y la inclusión como objetivos a alcanzar y que requieren armonizarse con aquel del crecimiento.
CONSEJO NACIONAL DE CTCI
Una vez asumido el segundo gobierno del Presidente Sebastián Piñera, la Ley 21.105, que crea al Ministerio de CTCI, incorpora la existencia de un CNCTCI en su orgánica.
En agosto de 2019, se conforma un Consejo transitorio integrado por 4 consejeros y un presidente (Álvaro Fischer). El régimen permanente considera un Presidente y 14 Consejeros que duren 4 años, renovables por mitades cada dos años, procurando con ello dar continuidad intergubernamental a sus políticas.
La nueva institucionalidad para la CTCI reafirma el rol del Consejo como “órgano asesor presidencial autónomo” que tiene “la misión de asesorar al Presidente o Presidenta de la República en el análisis prospectivo de las tendencias de desarrollo globales y nacionales” además de “la elaboración y revisión, con mirada sistémica y de largo plazo, de la Estrategia Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación para el Desarrollo”.
En Diciembre de 2019 el Consejo transitorio elabora un Libro Blanco titulado “CTCI para Chile”, como etapa anterior a la preparación de una Estrategia, con el objetivo de reiterar los argumentos que hacen de la CTCI una pieza clave en el desarrollo del país. En Abril de 2021 se publica la “Base para la Estrategia Nacional de CTCI”, como una etapa previa a la Estrategia misma y un insumo a entregar a los consejeros del primer periodo.
El nombramiento del primer Consejo Nacional de CTCI se produce en noviembre de 2021, con las 14 personas que lo integrarán por dos y cuatro años, para posibilitar el recambio por mitades comprometido en la ley. En junio de 2022, ese Consejo hizo entrega de la primera Estrategia Nacional de CTCI al Presidente Gabriel Boric Font.