“Es lo más relevante que nuestro país puede tener de aquí hacia adelante”. Así se refirió el subsecretario del Trabajo, Francisco Díaz, a la fuerza de trabajo de los chilenos durante el “Día de la Capacitación y la Empleabilidad 2017”, seminario organizado por el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo, Sence.
El encuentro incluyó miradas nacionales e internacionales sobre los desafíos que presenta el futuro para la capacitación y la intermediación laboral. Los distintos paneles de conversación y exposiciones abordaron los procesos de cambio y el aporte de las tecnologías e innovación para el desarrollo del país, los desafíos de la inclusión, productividad, formación continua y la relevancia del diálogo social como parte del proceso.
Además, se analizaron los servicios de intermediación laboral desde una lógica territorial, la realidad institucional de Perú y los servicios de intermediación que se utilizan para disminuir las asimetrías de información del Mercado Laboral.
Participaron en el Día de la Capacitación y la Empleabilidad 2017 el Viceministro de Promoción del Empleo y Capacitación Laboral de Perú, Jaime Luis Obreros Charún; el Director Servicio Nacional de Empleo de Perú, David Alfaro Piélago y el director de OIT Cinterfor, Enrique Deibe, trabajadores, empleadores, empresarios, OTIC, OMIL, servicios públicos y actores claves del sistema.
Una de las miradas convocadas fue la del Consejo Nacional de Innovación, cuya secretaria ejecutiva, Katherine Villarroel, formó parte del panel “La capacitación del futuro: hacia dónde vamos”. Su enfoque abordó una realidad innegable: el avance científico tecnológico trae amenazas y oportunidades al mundo laboral que no podemos dejar de considerar.
El McKinsey Global Institute estima que el potencial de automatización del empleo en Chile es 48.9%. Y aunque hay otras fuentes con cifras menos alarmantes (la OCDE hizo el estudio con otra metodología para 21 países y estimó un promedio de 9% de empleos automatizables), no podemos desconocer que el marcado laboral seguirá cambiando y afectando particularmente las ocupaciones más rutinarias y poco sofisticadas.
“Pero hay otra cara de la moneda, porque las tecnologías pueden ser también plataforma de nuevos empleos o fuentes de ingresos, como es el caso de Uber o Airbnb”, apuntó Villarroel. “Esto al menos trae dos desafíos para el mundo de la formación y la capacitación. En primer lugar, desarrollar competencias transversales que se valoran cada vez más en el mundo laboral. En segundo, asumir que las nuevas oportunidades no necesariamente están en los sectores y ocupaciones que hoy reconocemos”.
Un camino posible, en esa línea, serían los “Retos Nacionales para el Desarrollo”, propuesta incluida en la última Estrategia Nacional de Innovación del CNID. Esta idea de seleccionar un desafío-país donde la CTI pueda hacer una contribución daría pistas claras sobre áreas de desarrollo en que Chile ya tiene ventajas comparativas a nivel mundial, y en consecuencia, sobre áreas de capacitación laboral.
Esta propuesta está desplegada en detalle en la Estrategia Nacional de Innovación entregada a la Presidencia de la República en mayo pasado.